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Métrica: El poema 20 es un poema de verso libre es decir que no tiene rima
en las últimas palabras del verso. Sus estrofas componen un romance que es
una gran cantidad de estrofas y versos que no tienen rima, es decir que son
versos blancos, que mantiene, sin embargo, una rima interior asonante.
Lenguaje poético: Neruda no utiliza una gran cantidad de recursos estilísticos
para construir su poema 20, por el contrario, opta por palabras simples, pero
cargadas de significado que evocan la nostalgia y la tristeza por el amor
perdido. Este poema está compuesto por determinados signos que permiten
al lector situarse en el marco de desilusión que transmite el poema, que se
refleja en palabras como noche (negra y triste), azul (lágrimas, tristeza) y
astros (lejanía, imposibilidad).
Recursos estilísticos: los recursos estilísticos que encontramos en este poema
son:
- Paralelismo: repetición de estructuras. “A lo lejos alguien canta. A lo lejos
mi alma no se contenta con haberla perdido” (lin.17) / “La misma noche que hace
blanquear los mismo árboles. Nosotros, los de entonces, y ano somos los mismos”
(lin. 21 – 22).
- Comparación: “y el verso cae al alma como el pasto al rocío” (lin. 14).
- Enumeración: “La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos”
(lin. 14).
- Personificación: “El viento de la noche gira en el cielo y canta” (lin. 4)
- Antítesis: “Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero” (lin. 27)
- Metáfora: “La misma noche que hace blanquear los mismos árboles” (lin.21)
- Antinomia: “Es tan corto el amor y tan largo el olvido” (lin. 28)
Análisis del contenido del poema – Poema 20
El poema 20 pertenece al poemario “20 poemas de amor y una canción
desesperada” de Pablo Neruda. Como su propio nombre lo indica se trata del
poema 20 de la composición que luego dará paso a la canción desesperada.
“20 poemas de amor y una canción desesperada” tiene como núcleo de unión
el amor que se va repitiendo en cada poema en diferentes grados de
intensidad. El poema 20, es pues, la culminación de este amor.
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El motivo principal de la composición no es ya el deseo ardiente de la mujer,
deseo de posesión de su cuerpo, como sucede en el poema número 1, ni se
celebra el sentimiento nostálgico de la amada lejana (poema 6, 7 y 8); sino
que en este último poema el poeta canta el momento de separación y el final
de la relación amorosa. Final de una historia íntima ligada a los inconstantes
impulsos del corazón y del vivir humano (“nosotros los de entonces, ya no somos
los mismos” lin22) y, por tanto, destinada a consumirse y a morir, pero no por
ello aceptada con resignación y pasividad por el poeta. En este poema se
puede apreciar los movimientos que influyeron a Neruda como el simbolismo y
en cierta manera el neoromanticismo.
El poema 20 habla de la desilusión del amor, del fin de una relación. Si
analizamos con detalle los 20 poemas que componen el poemario “20 poemas
de amor y una canción desesperada” podemos ver la evolución del amor que
pasa del deseo más ardiente, a la añoranza, para luego convertirse en el más
profundo amor, que acabará en la desilusión, el rechazo y la nostalgia por el
amor perdido. Y es que el poema 20 habla, precisamente de eso, del amor
perdido, de la nostalgia, del recuerdo y de la bohemia por aquellos dulces
momentos vividos. De esta manera, los versos 1 y 4 connotan el paradigma
de la tristeza (“los versos más tristes”) y del viento que “canta” y anula tal
estado de tristeza llevándosela lejos. El poeta muestra su intención de escribir,
“puedo escribir los versos…”, para rememorar el amor perdido y reflejar su
tristeza. Utiliza, pues, la escritura como elemento purificador que le ayudará a
eliminar su pena, como luego queda demostrado en el último verso “los últimos
versos que yo le escribo”. Palabras como noche, azul y astros reafirman el
sentimiento de tristeza y de imposibilidad del poeta en este momento.
Los versos 5, 6 ,7 y 8 vuelven a reflejar la intención del poeta de escribir para
reafirmarse en su amor perdido y dar a conocer sus verdaderos sentimientos
sobre lo pasado “yo la quise”.”Pensar que no la tengo sentir que la he perdido”,
transparentan indudablemente, junto al temor del enamorado por la pérdida
de la persona amada, el sentido acongojado y melancólico característico de la
poética de la ausencia. El dolor que el poeta experimenta se eleva a una
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categoría que borra los datos de la realidad, privilegiando la memoria como
atenuante sentimental que contraponer a la situación actual.
Los versos del 9 al 12 nos hablan de la pérdida del amor, de la ausencia del
ser querido y de la impotencia de ya no poder disfrutar más de ese amor. En
el verso 13, la imagen de la noche, percibida físicamente en su inmensidad,
denuncia la ausencia de la mujer. El verso 14 refleja el paso de un código a
otro, del verso al alma, para darnos a conocer la importancia que tiene para
el poeta contar su historia en versos, en el que nos está dando a conocer su
alma. En el verso 17 hay un cambio sustancial con respecto al resto del
poema, de esta manera, deja de ser el aire el que canta para serlo un
anónimo “alguien canta”. Esto nos da a entender que el poeta se va liberando
del dolor gracias al consuelo que le da la palabra. Los versos 18, 19 y 20 nos
relatan la búsqueda del poeta por la mujer, que a pesar de todo está lejos.
Ausencia y lejanía acaban confundiéndose en una única sensación.
Los versos del 21 al 26 nos transportan al pasado y al presente en los giros
morfosintácticos del poeta que pasa del rechazo a la aceptación. El verso 22
hace referencia al tiempo al decir que ningún ser humano puede volver a ser
como antes. Por otro lado, rechaza el amor por su amada pero da un giro al
confirmar que la amaba profundamente y el dolor que le causa olvidarla. “Es
tan corto el amor y tan largo el olvido”, remite a una antinomia de tipo semántico
que opone la breve duración del sentimiento a la persistente del recuerdo. De
hecho, el recuerdo permite revivir la felicidad del pasado. “El último dolor” está
íntimamente ligado al acto de la escritura. El verso no podrá prologarse, pero
encerrará en el texto el sentimiento del poeta. La posibilidad, expresada en el
inicio de la composición mediante el uso del infinitivo “puedo escribir “, es en el
último verso realidad del presente “y estos sean los últimos versos que yo le
dedique”, este final del poema nos da a entender que el poeta ha liberado su
alma del dolor que le causaba un amor tan profundo y que gracias a la
escritura, en la que aboca todos sus sentimientos, lo ha logrado.
viernes, 20 de junio de 2008
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