Análisis del contenido del poema – Sonatina
Este poema pertenece a la segunda edición de Prosas profanas que fue escrito
en 1896. Sonatina es uno de los poemas más conocidos de Darío y de los más
significantes en cuanto a su estilo. Sonatina rememora los cuentos infantiles,
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llenos de hadas, dragones y príncipes salvadores, en el que la princesa
rubeniana vive su profunda tristeza y soledad en el marco fastuoso e
imaginativo de un palacio irreal, plagado de seres exóticos que no la
comprenden ni escuchan. Este poema rememora una de las grandes pasiones
de Darío: la tendencia a la evasión y al exotismo y, lo más esencial, la
búsqueda de una ilusión imposible.
A su vez, en este poema se puede apreciar la influencia del movimiento
modernista, tan seguido por Rubén Darío, que se refleja en el poema en
elementos como el exotismo, en la renovación del lenguaje poético y en la
evasión de la realidad. También se puede percibir cierta influencia del
romanticismo en la búsqueda de lo pasado, que en el caso de Sonatina tiene
su antecedente en lo medieval. Este poema de gran musicalidad es un
magnifico referente lingüístico y poético por la gran cantidad de recursos que
se utilizan para componerlo. Con un lenguaje sencillo pero lleno de símbolos
Darío logra componer un poema evocador de los más sutiles sentidos. Recrea
la luz, la multiplicidad de colores, con predominio de grises y dorados, que
subyacen al recuerdo, la nostalgia y una intensa y gris melancolía que
acompaña a la princesa anónima del poeta nicaragüense.
“¿Qué tendrá la princesa?” es la cuestión que plantea Darío y que a lo largo de
su poema irá respondiendo. En la primera estrofa Darío nos dice que su
princesa está triste, olvida y ha perdido la voz; recreándonos a una princesa
frágil que tiene su simbología o metáfora, en el poema, con la flor que se
desmaya olvidada en un vaso. Esta princesa, sin embargo, no está sola; está
acompañada de numerosos personajes que habitan con ella pero que la
ignoran. Toda una corte dedicada a la banalidad y al disfrute, mientras,
nuestra princesa subyace en la más profunda tristeza y melancolía, reflejada
en la figura de la libélula que encarna el sueño y la ilusión. En el avance del
poema se introduce la figura del príncipe, en el que supuestamente piensa la
princesa, un soberano rico y poderoso. La cuarta estrofa, la más rica
musicalmente, nos habla de libertad y de sueños. La princesa ya no quiere lo
material y todas las riquezas que le ofrece el palacio ella ansia ser libre, volar
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por el cielo y perderse en la lejanía e inmensidad de este. Al igual que la frágil
flor la princesa también se mantiene encerrada en su jaula de cristal, presa de
su mundo de suntuosidad y grandeza. En la séptima estrofa el poeta toma la
voz con sus ansias de hacer feliz a la princesa, deseando que alguien la
rescate y halagado su angelicata belleza. La última estrofa introduce la figura
del hada madrina que hace callar a la princesa diciéndole que será rescatada
por el príncipe que la ama.
Los temas que trata este poema se enlazan los unos con los otros. De esta
manera la mujer, elemento recurrente en la poesía de Darío, confluye con el
amor que a la vez se une con la ilusión y esa tristeza hundida en la soledad.
En cuanto a la princesa de Darío se puede decir de ella que es un ser frágil e
incompleto. Es una mujer etérea llena de misterio que tiene como mayor
añoranza el amor. Esta princesa anónima está cansada de tanta fastuosidad y
quiere ser libre y sentir el amor cerca de ella; quiere ser rescatada por éste.
Se podría establecer un paralelismo de este personaje con el propio Darío un
ser lleno de ilusiones y con una profunda tristeza que siempre arrastraba junto
a él. La causa de la tristeza de Darío era la lejanía de su tierra; su gran amor.
Otro elemento que se podría comparar con el personaje de la princesa es el
del continente sudamericano que se encontraba encerrado y sin posibilidades
de salir de su depresión tras el auge del capitalismo y que veía en América del
Norte y en los ideales franceses la única vía para poder escapar de su
emergente pobreza. Si establecemos esta comparación desmitificaríamos la
figura del príncipe como ente salvador. Sin embargo, la necesidad de la
princesa de ser salvada por éste no se manifiesta en ningún momento en el
poema son más bien el hada madrina y el poeta en sí quienes introducen esta
figura y esta necesidad, ya que ella sólo sueña con ser libre y ser alcanzada
por el amor (aunque no se llega a aclarar que tipo de amor).
Dejando de margen la figura de la princesa el elemento de unión en todo el
poema es el amor. Este amor en primer lugar se muestra como una ilusión
para luego convertirse en algo más fuerte; en un elemento de salvación. Éste
convive en el poema con la más arraigada soledad y la tristeza por una ilusión
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inalcanzable que sólo encontrará su salvación si todo aquel amor añorado,
finalmente, pasa a ser real.
viernes, 20 de junio de 2008
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